No importa la edad que tengas. Si tienes 22 y te sientes perdida, si tienes 36 y no encuentras un hueco en el día, si tienes 42 y te duelen las articulaciones o si tienes 51 y te preocupa llegar bien a la menopausia. Este mensaje es para ti: moverte es importante. Y no lo digo como presión, sino como cuidado.
Cada una sentimos el paso del tiempo de formas distintas: hay quien tiene canas desde muy joven, quien pierde el periodo antes o después, quien nota más energía o más cansancio. Pero una cosa está clara: la forma en que cuidamos nuestros cuerpos ha cambiado. Si miras fotos de los años 60, verás que los 40 de entonces no son como los de ahora. Hoy nos cuidamos más, pero también tenemos que poner de nuestra parte. Tienes que unirte al cambio.
Entrenar no es una moda. Es una forma de proteger tu cuerpo, tu mente y tu energía. También es una forma de reconectar contigo, de sacar ese ratito —o ratitos— para sentirte mejor. Una amiga me decía que no quería ir a clase con su PT, y yo le contesté: "ve, aunque no tengas ganas". Y eso es clave: hacerlo.
La ciencia es clara: el entrenamiento de fuerza mejora la salud ósea, protege la masa muscular, ayuda a regular el azúcar en sangre y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas. Y además, te da esa sensación tan poderosa de “poder con todo” (aunque al día siguiente caminar o levantar un vaso te parezca una aventura).
Lo que cambia con la edad no es si debes entrenar, sino cómo hacerlo para adaptarlo a ti.
En la infancia y adolescencia: Es fundamental animar a los más jóvenes a hacer deporte. No los hagamos esclavos de las pantallas ni amigos de la bollería industrial.
A los 20: Es un buen momento para construir bases sólidas. Aprende la técnica, no te obsesiones con el peso, y crea hábitos que duren.
A los 30: Es fácil dejar de priorizarte. El trabajo, la maternidad, el ritmo de vida... Pero entrenar no tiene que ser perfecto, solo constante y realista. No hace falta ir al gimnasio con mallas nuevas. ¿Has probado los retos o clases online?
A los 40: El cuerpo cambia. Es normal. Pero también responde. Prioriza ejercicios que fortalezcan, mejoren la movilidad y cuiden tus articulaciones.
A los 50 (y más): El entrenamiento puede ayudarte a vivir mejor, más fuerte y con menos dolor. No es tarde para empezar. Nunca es tarde.
No necesitas ser experta. Solo necesitas empezar. No es tarde a los 20, 30 o 60. Más difícil será si llega un problema de salud que te obligue a moverte por obligación. Comienza ahora, desde el autocuidado.
Muévete como puedas. Con tu cuerpo, con mancuernas, con bandas, con una silla o caminando. Empieza desde donde estás.
Y si no sabes por dónde empezar, aquí estoy para ayudarte.
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Nos vemos la semana que viene con más ganas de seguir aprendiendo a cuidarnos. No estás sola.
Un abrazo grande,
Elena